Las siglas OMV significan: Operador Móvil Virtual. No se trata de un operador como se conoce tradicionalmente, más bien son compañías de telefonía móvil que no tienen en propiedad ninguna red de infraestructuras y, por tanto, son alquiladas a aquellos operadores que sí se encuentran en posesión de la misma.
Esta modalidad permite a los OMVs ser mucho más flexibles y competitivos a la hora de establecer sus precios, dado que no se encuentran sujetos al coste de mantenimiento de dichas infraestructuras. Además, al ser compañías más reducidas, suelen tener productos enfocados a determinados segmentos y, como consecuencia de ello, brindan un servicio más competitivo y completo al cliente final.
Los OMVs pueden surgir de dos formas:
Creados por una operadora propietaria de su red, en la que las coberturas, conexiones y demás servicios se comparten y son los mismos o bien son creados por aquellos operadores independientes que alquilan una red de infraestructuras y, de esta forma, pueden ofrecer servicios a sus usuarios finales.
Es importante diferenciar las distintas modalidades de OMVs, puesto que según el volumen que tengas, podrás decantarte por una modalidad u otra.
- Si no cuentas con un gran volumen de abonados, una buena forma de comenzar es utilizando la marca de los OMVs para vender los servicios de telefonía móvil como distribuidor. Con esta modalidad, te olvidas de crear tarifas, te garantizas un porcentaje fijo desde el 5% hasta el 20-25% y, lo más importante, puedes trabajar con varios OMVs que utilizan varias coberturas diferentes para no dejar escapar a ningún cliente.
- Si tienes un volumen medio-alto y lo has conseguido en poco tiempo, te interesa la modalidad de marca blanca. Si creas un OMV marca blanca, tendrás imagen de marca y contarás con un porcentaje fijo.
- Si por el contrario, cuentas con un volumen considerable de abonados y con la experiencia de conocer muy bien a tus clientes, hasta el punto de saber que es más rentable pagar por minutos y gigas que tener una tarifa plana, debes optar por el OMV Full. Con esta modalidad, tendrás tu propia marca, tarifas y precios, pero tendrás que hacer una inversión en setup o activación de la plataforma que ronda entre 5000 y 12000 euros mínimo, a su vez, tendrás que pagar una cuota por línea activa, que puede ser de unos 0,70€\mes y hacer una inversión entre 1000 y 5000 tarjetas, que están entre 1 y 2 euros de costo. Lo bueno es que con un volumen considerable, puedes tener mucho margen de beneficio, aplicando un coeficiente de simultaneidad.
En función de la forma en la que se quiera actuar se tendrá que elegir entre una de las tres modalidades de OMVs mencionadas anteriormente.
Una de las tareas principales que debes llevar a cabo al inicio de la creación de un OMV, es elegir a qué segmento o segmentos quieres dirigirte.
Una vez definido el nicho de mercado, sería conveniente definir la estrategia que mejor se adapte a la modalidad de OMV elegida y a los clientes potenciales y, posteriormente, continuar con la segunda fase, caracterizada por la negociación.
- Es necesario que analices y elijas el operador que mejor servicios, coberturas y conexiones te ofrezca, puesto que de ello va a depender en gran parte el servicio que vas a ofrecer a los usuarios.
- En este caso, como la atención se centra en la marca blanca, debes escoger entre serigrafiar las tarjetas SIMs ofrecidas con la imagen corporativa de la empresa, grabando en el chip de la misma el nombre de la marca o bien optar por dejar las tarjetas en blanco y registrar la marca en el chip de la SIM.
Otro requisito fundamental que debes tener en cuenta para poder actuar y desarrollar la actividad de manera legal como operador, es estar inscrito en el Registro de Operadores de la CNMC. Si no te inscribes, la Ley General de Telecomunicaciones considerará como una “infracción muy grave” el hecho de aprovechar una red de infraestructura y vender servicios sin estar debidamente inscrito.
Antes de finalizar, es importante que tengas en cuenta algunos factores clave que te ayudarán a conseguir el éxito como OMV:
- Tener una base de datos de clientes que sea sólida y extensa.
- Conseguir una marca firme y establecida.
- Contar con experiencia en ámbitos tales como: la creación de marca, innovación, lanzamiento de productos o fidelización de clientes.